¿Eres un “monito bailarín”?
Uno de los mayores errores que cometen los hombres en el campo de la seducción es el de buscar la aprobación de una mujer.
En realidad, se puede buscar aprobación de diferentes maneras, una de las más comunes es haciendo de animador; es decir, convertirtiéndose en un monito bailarín. Se trata de un error muy grave, al cual hago referencia en el reportaje gratuito: “Seducción: los 37 errores más comunes”.
Convertirse en un monito bailarín significa, en pocas palabras, divertir a la mujer mendigando, primero su atención y después su aprobación.
Porque hacer reír a una mujer es muy útil pero debemos preguntarnos de dónde surge el deseo de hacerla reír.
Si deriva de la necesidad de ganarte su aprobación es obvio que la seducción no llegará a buen puerto porque ella percibirá tus motivaciones y te verá como una persona que tiene un valor inferior al suyo.
Además, estarás perdiendo tiempo divirtiéndola puesto que pemanecerás bloqueado en la fase de atracción, no lograrás continuar la seducción.
La motivación adecuada para hacerla reír debe provenir, en primer lugar, de querer divertirte tú mismo. El chiste debe hacer reír incluso si no hay nadie, aunque estés tú solo. Si piensas en la broma, te debe resultar divertida.
Siempre que partas de esta base, no hay ningún problema en desear que los otros se rían. Sin embargo, la risa deberá ser una consecuencia, un añadido: si cuando haces un chiste no te diviertes tú mismo, te convertirás en un monito bailarín.
Y no es algo que sucede únicamente en el campo de la seducción, puede pasar en cualquier contexto social.
Quizás ya lo has experimentado sin darte cuenta: a lo mejor has salido con un grupo de personas, incluso pueden haber sido los amigos de siempre, y ves que alguien hace reír a todos comportándose como un bufón.
Cuando esto te pase, nota que normalmente “el bufón” muestra un lenguaje corporal y una manera de hacer las cosas que expresa inferioridad respecto a los otros.
Al contrario, el macho alfa del grupo hace reír a todos de una manera diferente porque no asume una actitud de inferioridad y, por tanto, todos le respetan.
Utilicemos una metáfora para clarificar esta idea: la reina puede mirar durante mucho tiempo al bufón de la corte mientras este hace sus números pero después se va a la cama con el rey.
Esto sucede porque el rey es el alfa de la situación mientras que el bufón, por muy simpático que sea y por cuánto logre atraer la atención, no se ha ganado su respeto. De hecho, a menudo es ridiculizado y, en el peor de los casos, se divierte siendo ridiculizado porque de esta forma recibe la atención de los demás.
¡Baila monito, baila! ¡Diviértenos! ah ah ah
Aunque este mecanismo nos resulte “enfermizo” en realidad es más frecuente de lo que podríamos pensar ya que muchas personas tienen una necesidad tan grande de atención que la aceptan incluso si se ven obligados a obtenerla de forma negativa.
Regresando a nosotros, ¿cómo saber si nos estamos comportando como un monito bailarín?
Una pista es ver si te mantienes demasiado atento a las reacciones de los demás cuando haces un chiste.
Si te mantienes muy atento y te desanimas cuando las personas no se ríen, aunque sea por pocos segundos, es probable que te estés comportando como un animador.
Ten cuidado y corrige este aspecto.