¿Qué emoción se debe invocar para conquistar a una mujer? ¿Cómo se debe sentir uno para seducir?

En el artículo anterior vimos que el lenguaje corporal está condicionado por las emociones.

Después profundizamos en la mejor forma para invocar la emoción que deseamos con el objetivo de influir sobre la percepción que los demás tienen de nosotros a través de la subcomunicación.

La pregunta que habíamos dejado en suspenso era: ¿qué emociones se deben invocar para seducir a una mujer? Y, por ende: ¿cuál es la emoción más útil para conquistar a una mujer?

Obviamente, desde el momento de la aproximación hasta la clausura, según las fases de la seducción, en nuestro cuerpo se alternan muchísimas emociones diferentes, a menudo no es fácil identificarlas.

Pero hay una emoción que es muy útil, sobre todo en la fase de aproximación y de atracción, cuando tenemos poco tiempo para mostrar las características necesarias para atraer a la mujer que nos interesa.

¿Cuál es esta emoción? ¿Quizás el hecho de que estamos interesados en ella? ¿A lo mejor el hecho de que nos gusta?

No, por lo menos no siempre, de hecho, si hemos aplicado el acercamiento indirecto (en el cual no demostramos nuestro interés) esta emoción será contraproducente.

Al contrario, en el acercamiento directo esta emoción es muy útil pero no necesitaremos invocarla porque ya está presente en nosotros, cuanto más, existirán formas más eficaces de expresarla.

Entonces, ¿de qué emoción se trata?

Muchos diréis que es la “seguridad”, para ser precisos, la “seguridad en sí mismo” y, de hecho, esta emoción es muy útil pero puede hacer que surjan algunos problemas.

En primer lugar, cuando una persona no conoce la verdadera seguridad, la puede confundir con la arrogancia por lo que terminarías siendo un altanero y jactancioso.

En realidad, ser un poco jactancioso mientras se flirtea es una buena idea (yo siempre lo hago ) pero es muy obvio que estoy bromeando porque si lo hiciese de verdad solo demostraría que soy un pobre pringado que se está jactando.

El segundo problema reside en el acto de invocar la emoción deseada: si una persona casi nunca se ha sentido segura de sí, ¿cómo logrará invocar esa emoción?

Porque bien o mal, todos la hemos experimentado en alguna ocasión pero no todos la han sentido tan fuerte, profunda o claramente como para poder invocarla con facilidad.

Por estas dos razones, en general no te aconsejo que invoques la emoción “seguridad”, con excepción de un caso específico sobre el cual hablo en este artículo.

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Entonces, ¿cuál es la emoción que debemos invocar?

La mejor manera que tengo de decirlo es: “sentirse bien con su cuerpo y abrirse al mundo”.

En otras palabras, es una combinación de felicidad, ser positivo, relajación, serenidad y, sobre todo, estar plenamente presentes.

A menudo para invocar esta sensación no debes ni siquiera buscar un recuerdo en particular porque tu cuerpo conoce perfectamente la sensación de “sentirse bien”.

Obviamente, no me refiero a sentirse bien de salud sino a experimentar ese sutil placer a nivel corporal.

¿Te parece que es una emoción compleja? Te entiendo perfectamente pero en realidad es mucho más sencilla de lo que parece.

De hecho, es una emoción que todos hemos experimentado en las primeras fases de nuestra vida: cuando eramos niños.

¿Recuerdas, por ejemplo, a un niño que comienza a jugar con las maquinitas de juguete que apenas le has regalado?

Ese niño se siente feliz al 100%, está entusiasmado y, sobre todo, está plenamente presente.

No está pensando en el pasado o en el futuro porque se siente tan fascinado por su nuevo descubrimiento que su atención está concentrada en el “ahora”.

¿Cuando eras niño no te gustaban las maquinitas de juguete? Entonces puedes pensar en cualquier cosa que te guste y te haga sentir bien a nivel corporal.

¿Qué quiere decir “a nivel corporal”?

Quiero decir que la emoción de la que estoy hablando, o quizás debería decir sensación, es algo menos mental y no tan elaborado como el “sentirse seguro de sí mismo”.

Es algo extremadamente simple, algo que se experimenta en la piel, en el sentido más estricto del término: en la piel, en tu cuerpo.

Podrías, por ejemplo, pensar en cómo te sientes cuando vas al mar y estás en la playa delante de las olas.

¿Cómo te sientes? ¿Seguro de ti? No, te sientes bien, te sientes bien en tu cuerpo.

¿No te gusta el mar? Joder, ¡piensa en la montaña!

Bromas aparte: puedes usar cualquier cosa que te haga sentir bien, cada cual es diferente.

Cada persona es diversa por lo que tu sensación también será diferente. Por ejemplo, algunos pueden experimentar más relajación y menos entusiasmo y otros más positividad y menos serenidad, etc.

Pregúntate:

  • ¿Cómo te sientes cuando eres feliz?
  • ¿Qué experimentas cuando estás sereno?
  • ¿Qué sientes cuando estás relajado?
  • ¿Cómo te sientes cuando has hecho algo que te entusiasma y te gusta verdaderamente?

¿Ya has logrado captar la sensación? Bien, es así como nos deberíamos sentir no solo en el momento de acércanos a una mujer sino en la vida cotidiana.

Hace algún tiempo, cuando veía a una mujer que me gustaba comenzaba a hacerme mil pajas mentales (pensamientos compulsivos) que me decían las mil razones para no ligar con ella.

“Tendrá novio” , “No estoy a la altura”, “Es demasiado guapa para ti” … ¡Qué estupideces!

Al contrario, ahora invoco la emoción (a estas alturas me sale automático) y parto a la carga.

¿Cómo me siento? Feliz, positivo y, sobre todo, plenamente presente porque estoy haciendo algo estupendo que me permitirá conocer a una persona nueva. Esta persona podrá enriquecer mi vida y yo la suya, e incluso si no pasa nada entre nosotros no me importa porque los momentos que pasé con ella fueron geniales.

Ya sé que me puedes mandar al diablo pero debo reconocer que esos segundos me gustan a morir.

Obviamente, yo no pretendo que te sientas así durante la primera aproximación, a mi me ha costado un poco, pero si te entrenas cada vez te resultará más fácil.

Después podrás ir con el piloto automático: yo todas las veces que intento ligar con una mujer siento las mismas emociones positivas porque mi cerebro ha conectado la seducción con la felicidad, siendo positivo y con mucho entusiamo.

¿Cómo crees que es la subcomunicación de una persona así?

¿Cómo crees que una mujer ve a un hombre que transmite esas emociones desde el primer instante?

¿Cuántos hombres hay que al acercarse a una mujer se sienten así? Poquísimos y es por eso que es muy fácil recibir señales de interés en los primeros segundos de la interacción.

Después, obviamente, deberás trabajar un poco más generando la atracción y pasando al rapport pero la línea de partida ha sido óptima, sobre todo considerando que la mayor parte de los hombres se acercan con un lenguaje corporal penoso y dicen frases de m***a del tipo: “Hola, ¿qué tal estás?”, seguida de un “¿puedo invitarte a una copa?”

¡¿No crees que se trata de una gran diferencia?!

Marco

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