Dominación negativa: ¿por qué atrae a ciertas mujeres?
En la seducción el término dominación positiva se refiere a la característica masculina vinculada al poder de dar valor a la gente, es la capacidad de crear un buen clima con las personas que nos circundan y está relacionada con la asertividad.
Al contrario, la dominación negativa está vinculada a imponer la voluntad propia sobre los demás y, por tanto, el poder no se usa para aumentar el bienestar general sino para incrementar el propio, a despecho de los otros.
Anassilao ha planteado una pregunta interesantísima en un comentario:
[…]Entre las características de la energía masculina hablas de la dominación positiva.
¿Me puedes explicar por qué muchas mujeres se sienten atraídas por la dominación negativa que han ejercido ciertos personajes históricos o que ejercen personas que existen en la actualidad, como los gánster, los delincuentes, los dictadores o los hombres prepotentes que usan su vida solo para someter al prójimo?
Conozco a algunos personajes de este tipo, con mala fama, que aún así están rodeados de mujeres. ¿Cómo es posible que ejemplos tan negativos, que sin lugar a dudas son opuestos a los que promulga una sociedad civil, sean una fuente de atracción para el sexo opuesto?
Para responder a este dilema es necesario comprender la afinidad que existe entre la dominación positiva y la negativa.
De hecho, ambas son formas de poder pero la positiva usa este poder para dar valor a las personas mientras que la negativa lo utiliza para tomar el valor.
En un grupo, el chico que es simpático, ríe y bromea con todos es un ejemplo de dominación positiva. Obviamente, siempre que lo haga para darle valor a los otros y no para mendigar aprobación, de otra forma, actuaría simplemente como un felpudo.
Ser decididos de manera positiva, expresar nuestras ideas y opiniones sin ofender o provocar a los otros es una señal de dominación positiva y, sobre todo, de asertividad.
Al contrario, el chico que jode a los otros para imponer su propia autoridad es el clásico ejemplo de dominación negativa.
El problema es que ambas formas de dominación existen desde la época prehistórica y tienen un mismo objetivo: garantizar la sobrevivencia de sí mismo, de la mujer y de la prole.
En una tribu se puede encontrar lo mismo al jefe que impone su voluntad con la fuerza (dominación negativa) que al que la impone por su carisma (dominación positiva), en ambos casos el resultado en términos de sobrevivencia no cambia, por lo menos en un breve periodo de tiempo.
Por supuesto, podemos reflexionar sobre este hecho todo lo que queramos, podemos decir que un tipo de dominación es justo y el otro erróneo, que quizás a largo plazo la dominación positiva es más rentable… pero se trata solamente de una serie de análisis racionales que no tienen mucho que ver con la atracción.
El cerebro más antiguo, el que toma las decisiones sobre la sobrevivencia y la reproducción, no establece diferencias entre los dos tipos de dominación.
Y esta es la parte del cerebro que “decide” quién nos atrae y quién no, de seguro no lo hace la parte racional.
Como resultado, la parte más antigua de nuestro cerebro, la que toma las decisiones, se siente atraída por la dominación en general. Solo después las zonas más evolucionadas de nuestro cerebro definen con más claridad si nos sentimos atraídos por la dominación negativa o positiva, en dependencia de muchos factores, entre ellos, los estímulos a los cuales hemos estado sometidos.
Entre estos estímulos; es decir, entre todos los factores que nos han influenciado, podemos individuar la educación de tipo democrático-liberal, al menos en el mundo occidental.
Si hemos crecido con este tipo de valores; es decir, el respeto al prójimo, la igualdad, etc. es muy probable que la dominación negativa nos moleste y, si se lleva a los extremos, incluso nos horrorice.
Si hubiésemos nacido en otras zonas del mundo donde las culturas aceptan y exaltan la imposición de la voluntad con la fuerza, es muy probable que la dominación negativa nos fascinase (a los hombres) y atrajese (a las mujeres).
No obstante, hay mujeres que, incluso si han crecido con los valores democráticos-liberales, se sienten fascinadas por la dominación negativa.
No debemos olvidar que una parte de nosotros siempre se sentirá atraída por la dominación, independientemente de la forma que adopte, y esto es algo que debemos aceptar.
La variable se limita solamente al “cómo” esta atracción se expresa. En una sociedad como la nuestra a menudo encuentra su válvula de escape a través de los juegos eróticos, debajo de las sábanas y lejos del juicio de los otros.