Autosabotaje: qué es, cómo nace y cómo reconocerlo
Hoy hablaremos de un concepto fundamental: el autosabotaje. Un problema tan importante como subvalorado.
Veamos primeramente qué es, de dónde proviene y al final te daré pistas para reconocerlo.
En los artículos anteriores hablamos mucho de cómo nuestro diálogo interno negativo a menudo logra ponernos el bastón entre las ruedas de nuestro camino de crecimiento personal y seductor.
Pongamos un ejemplo práctico.
Ves a una mujer guapísima y piensas que quisieras enrollarte con ella. Un segundo después se desencadenan las vocecitas en tu cabeza que te dicen: “¡¿¡¿Qué quiero hacer?!?! “Me he vuelto loco” “No lo lograré jamás” “Es demasiado guapa para mi” etc.
Esta es una forma de autosabotaje porque no es algo externo que te impide actuar, tú mismo creas el bloqueo, o mejor dicho, una parte de ti crea ese bloqueo. De ahí el prefijo “auto”.
¿Qué quiere decir?
Significa que una parte de ti quiere que no lo logres, quiere que no salgas de tu zona de confort, quiere que no experimentes cosas que considera “arriesgadas”.
Es como abordar un barco listo para zarpar y tú, que eres el capitán, decides salir a toda vela pero la embarcación no se mueve.
¿Qué pasa? Olvidaste tirar las amarras y por eso el barco todavía está atado a tierra firme con una cuerda, como si tuviese miedo de descubrir nuevos mares. El viento, es decir, tu fuerza de voluntad, tira en una dirección pero si no te das cuenta de que estás atado puedes ponerte a remar o incluso encender el motor pero el barco no se moverá.
El autosabotaje es un mecanismo subrepticio que no es fácil de distinguir porque actúa de manera enrevesada y no solo a través de tu vocecita interior.
El autosabotaje se puede explicar de diferentes formas, no obstante, todas están vinculadas entre sí.
En primer lugar, cuando tienes un comportamiento/pensamiento negativo, tu yo racional lo puede considerar como tal pero no está dicho que tu inconsciente también lo vea así.
Por ejemplo, si eres obeso desde hace 10 años, es obvio que para algunas partes de tu mente eso se ha convertido en algo normal, común, algo que conoces muy bien. Tu cerebro ha tramado “estrategias” que parten del presupuesto de que eres obeso.
Has basado tu relación con los amigos, con las mujeres e incluso tu visión del mundo sobre el hecho de que eres obeso, ha realizado muchísimas cosas sobre la base de tu obesidad.
Desde el mismo momento en que decidas superar esta timidez, se pueden poner en práctica mecanismos de autosabotaje que conforman un verdadero carnaval de negatividad cuyo objetivo será hacerte cambiar de idea o incitarte a mantener la idea vieja y hacerte fracasar de forma aún más enrevesada.
Subrayo: … “o para hacerte mantener la idea de adelgazar PERO hacerte fracasar”.
El autosabotaje podría ir desde las simples voces negativas hasta el hacerte pensar que si no haces actividad física lograrás adelgazar, lo cual es posible pero muy difícil.
Míralo de esta forma: tu cerebro es vago, los cambios radicales no le sientan bien por lo que hace de todo para impedirlos.
Y ahora solo estamos hablando de adelgazar, imagínate cuando comencemos a hablar de que cambies radicalmente, de abandonar todos los miedos y convertirte en un hombre de verdad.
¡Uau! ¡Tu cerebro se debería asustar realmente por esto! No todo el cerebro; de hecho, una parte lo desea pero los obstáculos psicológicos que te pondrá a menudo serán formas de autosabotaje.
Otra forma de explicar el autosabotaje es el concepto de beneficio secundario.
Los problemas pueden traer consigo una serie de beneficios que tu cerebro puede considerar más importantes que la eliminación de los problemas en sí mismos.
Existen ejemplos muy disímiles de este mecanismo, como cuando una señora no lograba sanar de su enfermedad porque esta le permitía mantener la atención de sus hijos que ya eran adultos.
Una vez que superó el miedo a no recibir atención, la enfermedad desapareció. Obviamente, estamos hablando de un problema de origen psicológico pero te asombrarías al conocer cuántos males físicos derivan de una realidad que existe solo en nuestra mente.
Retomando el discurso de la obesidad, una ganancia secundaria que a menudo está presente en las personas obesas es… ¡el guardarropa!
Si una persona pierde peso drásticamente estará obligada a cambiar toda su ropa gastando cientos de euros, a veces incluso miles. Imagínate lo que significa cambiar todo el guardarropa, ¡es un gasto enorme!
Probablemente dirás: “Pero sentirse bien físicamente es más importante que tener que comprarse ropa nueva”, y tienes razón pero este juicio es lógico-racional mientras que nuestro cerebro a menudo no piensa DE esta forma.
Y en la seducción, ¿cuáles son las posibles ganancias secundarias?
En primer lugar, las amistades. Si cambias y te conviertes en una persona más segura de sí misma algunos amigos podrían no congeniar más contigo. Obviamente, en este caso nos podríamos preguntar si estos han sido amigos verdaderos pero este será el argumento de otro artículo.
Pongamos un ejemplo para entender bien la idea.
Imagina que siempre has estado en compañía de los clásicos pringados y que tú también lo eres. En el momento en el cual comiences a cambiar de seguro habrán personas que te seguirán, personas que te admirarán, pero también habrán personas que no te soportarán, dirán que “eres un pijo” porque en realidad tu mejoramiento les planteará un dilema y les creará una crisis del tipo: “si él lo ha logrado, ¿por qué yo no?”.
Otras ganancias secundarias en la seducción están relacionadas con tu autoimagen, la visión que tienes de ti mismo. Digamos, por ejemplo, que has creado una imagen que no es buena ni mala, simplemente decente.
Meterte en juego con las mujeres, quizás con mujeres guapas, podría darte satisfacciones pero también desilusiones y esto podría dañar tu autoestima.
Obviamente, al final, gracias a los instrumentos adecuados (que encuentras en este sitio ) lo lograrás, pero la parte de tu mente que te sabotea no lo sabe.
Quizás es banal subrayar que esta última dinámica es la forma principal de autosabotaje en el ámbito del mejoramiento seductor, por tanto, ¡ten cuidado!
Como decía, el autosabotaje es algo enrevesado por lo que puedes usar una serie de preguntas para descubrir si está presente en ti. De hecho, una vez que te hayas planteado un objetivo puedes preguntarte:
- ¿Hay algo dentro de mí que obstaculiza el logro de este objetivo?
- ¿Qué pienso sobre mi capacidad para alcanzarlo?
- ¿Pienso que es fácil alcanzarlo o no?
- ¿Qué es lo peor que me podría pasar si lo alcanzase?
- ¿Qué cambiaría en mis relaciones interpersonales si lo lograse? ¿Alguien podría sentir rencor o envidia?
- ¿Qué cambiaría en mis finanzas si lo lograse?
- ¿Qué me dirían mis padres si lo alcanzase?
Y… no, la última pregunta no solo es válida para las personas muy jóvenes.
Incluso si no vives más en casa y no mantienes contacto con tus padres, esta es una pregunta que debes plantearte porque a menudo tu diálogo interno deriva de la programación que tus padres te dieron inconscientemente cuando eras pequeño y, de alguna forma, podrías no hacer ciertas cosas porque tus padres no las aprobarían.
En particular, las acciones que se relacionan con el sexo y la seducción a menudo son víctimas del autosabotaje de esa voz parental.