“¿Qué piensan los demás de mí?”: una pregunta que debes dejar de plantearte

Hay una pregunta que atormenta a muchas personas, a nivel consciente o inconsciente, es: “¿Qué piensan los demás de mí?”

¿Por qué digo a nivel “consciente o inconsciente”?

Porque todos, en el fondo, siempre nos planteamos esta pregunta, incluso si no lo hacemos de forma clara, explícitamente, siempre hay una voz interior que nos enfrenta con esta cuestión.

¿No me crees? Deja que me explique mejor.

Somos animales sociales

Somos animales sociales: piensa en todas las interacciones que has tenido con las otras personas a lo largo de una jornada, reflexiona sobre el hecho de que nuestra vida se basa en la existencia de los demás.

Como estamos tan inmersos en el tejido social, es natural que nuestra manera de comportarnos y sentir estén fuertemente condicionadas por las relaciones que mantenemos con las personas.

En estas condiciones, es obvio que existen mecanismos que nos mantienen unidos, uno de ellos es la necesidad de aprobación.

¿Qué es la necesidad de aprobación?

La necesidad de aprobación es algo muy profundo, es un instinto que nos empuja a asegurarnos de que los demás nos den su aprobación y a cerciorarnos de que le gustamos a las otras personas. Se trata de una fuerza que mantiene unida a nuestra sociedad logrando modelar el comportamiento y las formas de pensar de la gente. En otras palabras, se encarga de que las personas no sean demasiado diferentes entre sí.

¿De qué manera?

Simple: para recibir la aprobación de los demás, una persona intentará, ante todo, parecerse a los otros porque mientras menos diferencias existan, menos conflictos habrán.

¿Por qué este instinto es tan fuerte y se ha erradicado de manera tan profunda en nosotros?

Probablemente tiene orígenes muy antiguos.

Piensa en una tribu prehistórica, en un contexto de este tipo la aprobación de las personas no era moco de pavo, de hecho, era fundamental. Si hacías algo que no le gustaba al grupo o si te comportabas mal, te arriesgabas a que te expulsaran de la tribu y vivir solo en un entorno salvaje podía significar la muerte.

En este punto es necesario hacer referencia a una variable muy importante: el sexo, para las mujeres y los hombres el tema era relativamente diferente.

La mujer, como tendencia, buscaba mucho más la aprobación respecto al hombre.

Regresemos de nuevo a la tribu prehistórica, te pregunto: ¿quién necesitaba la aprobación de los demás, una persona capaz de solucionar los problemas usando la fuerza física o alguien indefenso?

Obviamente, la segunda, por esta razón las mujeres buscan aún más la aprobación de los otros, porque tener la aprobación de la tribu era una cuestión de supervivencia.

La próxima vez que veas a una chica que se la tira, acércate a ella y dile: “Hey tú, ¿sabías que buscar la aprobación de las demás personas es un instinto primordial que tienes?”

Diferentes niveles en la búsqueda de aprobación

Por tanto, hemos comprendido que, en el fondo, la necesidad de aprobación es algo útil y normal, a todos nos interesa un poco el juicio de los demás, no hay por qué avergonzarse.

Pero hay un nivel diferente de búsqueda de aprobación, un nivel en el cual podemos hallar a la mayoría de las personas.

Muchísimas personas buscan demasiado, de forma exagerada y obsesiva, la aprobación de los demás, en cada maldita cosa que hacen.

Actúan como si caminasen sobre cristales, se mantienen atentas a cómo se mueven porque no quieren causar daños, no quieren romper el juicio positivo que los demás tienen de ellos.

No saben que en realidad son ellos los que piensan que caminan sobre cristales, se mantienen demasiado atentos y se olvidan de un detalle: las personas están demasiado ocupadas pensando en sí mismas como para preocuparse por lo que hacen los demás.

Siempre lo he dicho: ¡somos una panda de egocéntricos! Todos piensan que tienen los ojos de los demás apuntados sobre sí pero en realidad los otros están preguntándose qué piensa la gente de ellos… ¡pero a nadie le importa un pimiento!

Vale, en realidad a todos nos importa un poco lo que hacen los otros, es algo obvio, pero no al nivel que las personas creen.

Esto se puede notar en el comportamiento del monito bailarín, un error que se debe evitar delante de una mujer y que encontrarás en el Reportaje Gratuito “Seducción: los 37 errores más comunes”.

¿¿¿Qué piensan los demás de mí???

Por ejemplo, una persona me escribe en un comentario:

Hola, Reborn

Desde hace tiempo salí de mi zona de confort (¿o zona de protección? Y a mí me parece que “fuera” hay una guerra constante).

Estoy en un curso de interpretación: hay 10 mujeres y 5 hombres

Al interactuar con las chicas he notado que no es fácil permanecer imperturbable cuando YO MISMI cometo algún “error”, andie es perfecto. Por ejemplo: algunas veces he sido demasiado “intelectual” contándole a los demás y a algunas chicas la historia del teatro pero la mayoría de las veces he sido simpático y las he logrado involucrar emocionalmente. En verdad basta poco para que te juzguen mal, parece como si nos moviésemos sobre una cuerda floja porque se generan demasiadas expectativas.

¿Puedes notar como esta persona, al igual que muchas otras, tiene una percepción errónea de la cuestión?

Dice que “fuera hay una guerra” pero se equivoca, la guerra no se encuentra afuera sino dentro, dentro de sí.

Cree que es una guerra porque continúa preguntándose inconscientemente: “¿qué piensan los demás de mí?” Y evalúa cada acción en base a ello.

Esto hace que todo sea estresante, ansiógeno y al final resulta mucho menos interesante porque, en vez de expresarse libremente, siempre está preocupado por lo que pensarán los demás, generando un diálogo internoincesante que le hace perder la espontaneidad.

Has comprendido bien: por muy absurdo que te pueda parecer, mientras más te preguntes lo que piensan los demás de ti, menos interesante resultarás. ¡¿No te parece que es una tomada por el culo colosal?!

Al contrario, mientras más libremente te expreses, mejor será tu energía y tu comunicación y no solo resultarás más interesante ante los ojos de las mujeres sino que, gracias a esa energía masculina, también te sentirás mejor físicamente.

Pasa de todo

Cuando veas a un hombre seguro de sí y espontáneo, míralo bien… ¿crees que se mantiene atento a su más mínimo movimiento? ¿Crees que se pregunta siempre “¿qué pasará si hago esto?”?

No, lo hace y basta, de esta forma resulta mucho más interesante.

¿Esto significa que deberías pasar olímpicamente de lo que piensan los demás?

No, absolutamente no, pero como ya lo estarás pensando a nivel inconsciente, no hay ningún motivo para acrecentar aún más lo que ya hace tu mente por sí sola.

En otras palabras, como ya te preocupas de forma automática por lo que piensan los demás, es hora de que dejes de pensar en ello de forma consciente.

Sí, has entendido bien: ¡pasa de lo que los demás piensan de ti! Te sentirás más contento, los otros estarán más contentos e incluso tu amigo Marco estará más contento.

¿Qué hacer en la práctica?

Muy sencillo: una parte fundamental de convertirse en una persona más segura de sí se refiere a pasar de lo que piensan los demás. De hecho, he creado un camino que contiene ejercicios prácticos sobre esto: Seguro de ti en 60 días, haz clic para que lo descubras.
Marco

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