¿¡Comenzamos a ligar o esperamos la pensión!?
Eh sí, el título de este artículo es todo un poema y le lanza un guiño a la situación económica en España, una situación tan optimista que no sabemos siquiera si nos darán la pensión…
Por tanto, chicos, si habíais elegido la segunda opción del título, os conviene renunciar y comenzar a ligar porque ¡es muy probable que la pensión no llegue!
Bien, bromas aparte, si estáis en este sitio me atrevería a apostar cien euros a que también vosotros sufrís la “ansiedad de aproximación”. Es decir, algo impalpable que os bloquea como si fuéseis un bloque de cemento, justo en el instante en que deseáis acercaros a una chica.
¿Sabéis qué es exactamente lo que os bloquea? ¿Sabríais decirme exactamente qué os bloquea?
¿Qué decís? ¿¡El miedo!?
Mmm, también yo tenía esta sensación y no os escondo que la tengo aún hoy pero todos la tienen, incluso el mayor seductor antes de intentar ligar con una chica, experimenta esa fastidiosa sensación de incomodidad. Esa sensación, en el 90% de los casos, es la responsable de que renunciemos.
El sábado pasado, en un local de Mantova, me acerqué usando el enfoque en frío a dos chicas guapísimas que estaban entrando para beber algo. No tenía ganas de aplicar el enfoque directo ni el semidirecto (para conocer los diferentes tipos de enfoque, lee esto).
En ese momento no me sentía muy cómodo, probablemente debido a la ansiedad de aproximación, por lo que decidí aplicar el enfoque indirecto ya que, de todas maneras, también da sus frutos: no me las llevé a la cama pero conocí a dos chicas guapísimas y pasamos toda la noche divirtiéndonos juntos.
¡Lo importante es intentarlo!
Ansiedad de aproximación: ¿qué es?
Para responder a esta pregunta debemos viajar en el tiempo, a la época en que para un hombre acercarse a una mujer podía ser algo peligroso ya que la gente no era muy sutil que digamos y un rival podía matarlo, como sucede incluso hoy, es suficiente con abrir los periódicos o mirar el noticiero en la televisión para darse cuenta.
No obstante, por suerte, vivimos en una sociedad bastante civilizada donde estos casos se han reducido al mínimo.
Por tanto, si este es el primerísimo temor, ¿cuáles son los otros miedos? El miedo al rechazo.
¿Te imaginas que pasaría si vas a conocer a una chica y ella te rechaza? ¿¡Te imaginas que ultraje recibirías!? ¿¡Cómo lo justificarías ante tu ego y ante los amigos que te están mirando!?
No, no chicos, o vamos al seguro sabiendo que nos dirá que sí o nos quedamos en nuestro sitio, tranquilos y serenos con la copa en la mano. Me parece que es lo más inteligente que se puede hacer, ¿justo?
Solo que después, mientras vas en el coche de regreso a casa cuando la noche ha llegado a su fin, ¿cómo te sientes?
Mientras piensas en la noche que acaba de pasar, ¿cómo estás? ¿Te sientes feliz o estás frustrado porque es la enésima vez que has dejado que un jodido miedo te gane y te haya tenido toda la noche como un imbécil que no ha encontrado el coraje para hacer algo tan natural como conocer a una chica guapa?
Yo apuesto por la segunda opción, pienso que mientras regresas a casa te muerdes las uñas porque si, quizás te podían dar calabazas, quizás podías conocer a una chica un poco gilipollas y arrogante que te mandaba a freír espárragos pero quizás habrías podido conocer a una chica interesante, simpática y gentil, quizás la mujer de tu vida.
E incluso si te hubieran dado calabazas, también habrías podido brindar al final de la noche, ¿sabes por qué? ¡Porque finalmente habrías salido de tu zona de comfort! ¡Habrías roto tu cascarón!
Es verdad que para los más tímidos y los chicos que aún no tienen mucha experiencia, es más difícil usar el enfoque en frío, un directo o un semidirecto, por eso es necesario pasar por un período de desensibilización sistemática, como le llama Marco (lo explica en Cómo conocer mujeres nuevas). Este período sirve para “calentar los motores” mientras se usa un enfoque en caliente o en frío pero de tipo indirecto.
De hecho, probablemente este será el argumento del próximo artículo sobre la seducción pero por esta vez solo quiero haceros comprender que es importante vivir la vida que deseamos y que no podemos quedarnos maniatados por cadenas invisibles, corriendo el riesgo de mirar atrás dentro de algunos años y comprender cuántas ocasiones y cuántas cosas bonitas nos hemos perdido.
Y creédme, esto sucede a menudo, demasiadas veces, demasiadas.
El Conde