¿Te critican? El secreto para transformar las críticas en oro

¿Las críticas? Se dice que las únicas cosas de las cuales podemos estar seguros en esta vida es de la muerte y de los impuestos. Yo añadiría también las críticas .

No importa si eres un hombre normal, un jefe de estado o el mismísimo Dalai Lama, siempre serás criticado.

No obstante, lo que cuenta no son las críticas en sí sino lo que haces con ellas.

Puedes enojarte, puedes “tomarlas como algo personal”, puedes rebatirlas criticando a su vez… ¿y qué habrás resuelto? Nada, al contrario, solo habrás empeorado la situación.

Es normal que tu primera reacción sea enfadarte pero después es necesario que vayas más allá de esta respuesta emocional y te preguntes: “¿Esta crítica puede serme útil?” y “¿Qué hay de cierto en la crítica?”.

Algunas veces las críticas solo son reacciones inmaduras de las personas envidiosas o infelices pero no siempre es así.

Muchas veces una crítica puede darte ideas para reflexionar de forma que logres transformar algo aparentemente desagradable en una oportunidad para mejorar como persona.

Veamos un ejemplo práctico. David nos habla de su relación en un comentario:

Hace algunos días hemos comenzado a provocarnos, sobre todo ella a mí, diciéndome que no haga chistes tontos, que no hable de ciertas personas, que no repita ciertos argumentos, que no me lamente de algunas cosas, etc.

Esta es una crítica, pura y simple.

En este punto David tiene dos alternativas:

1. Puede enojarse, puede llevarlo a un plano personal y puede pensar que solo se trata de estupideces.

2. Puede preguntarse si hay algo cierto en la crítica.

Por ejemplo, se puede preguntar: “¿Es verdad que repito algunos argumentos?” y “¿A menudo me lamento de las mismas cosas?”.

Quizás puede descubrir que estas dos preguntas dan vida a un personaje muy común: el “quejica”.

No estoy diciendo que David lo sea pero vale la pena que se lo pregunte.

El “quejica” es aquel que siempre se lamenta y, personalmente, es un tipo de persona que me aburre después de medio segundo de conversación.

El discurso clásico es: “¡¡¡Te parece posible que…!!!”, “Esto no funciona, aquello no funciona…” , “Nunca lograré…”. Obviamente, se trata de discursos que, a largo plazo, molestan a las personas que rodean al “quejica” porque es muy difícil estar cerca de alguien que siempre comunica negatividad.

De todas maneras… regresando a nosotros: recuerda que cada crítica puede ser algo desagradable o una mina de oro, la decisión está en tus manos.

Marco

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