Pesimismo y negatividad: ¿cómo nacen las creencias limitantes y el pensamiento negativo?

¿Cómo nace el pensamiento negativo y el pesimismo? ¿De dónde proviene la negatividad? ¿Cuál es el origen de las voces interiores que te dicen frases del tipo: “no lo lograrás”, “eres un pringado” o “es imposible mejorar”?

Pongamos un ejemplo práctico que atañe a la seducción y la atracción.

Piensas que no le gustas a las mujeres por lo que tu creencia es: “Yo no le gusto a las mujeres”.

Un amigo te presenta a una mujer, en un primer momento quieres ligártela pero al segundo siguiente escuchas esa vocecita que te dice: “No, no lo hagas, no le gustarás, será un fracaso”. Obviamente, esa vocecita proviene de tu creencia ya que entre ambos fenómenos existe un vínculo muy fuerte.

Las creencias influencian tu diálogo interno y este, a su vez, modifica las creencias. Esta relación funciona en ambos sentidos y te permitirá incidir sobre las propias creencias, como explicaré más adelante en uno de los próximos artículos.

En este punto surge una pregunta: si el diálogo interno proviene de las creencias, ¿de dónde vienen las creencias?

La respuesta es: las creencias provienen de las experiencias que tenemos, experiencias que pueden ser de primera o segunda mano.

Las experiencias de primera mano son las que vivimos directamente. Por ejemplo, la primera vez que te picó una abeja, incluso si eras pequeño, en tu cerebro se formó una creencia: “Las abejas pican”. Al contrario, si ya te lo habían dicho, la creencia solo se reforzó.

Existen además las experiencias de segunda mano, las que no provienen de las experiencias directas sino que nos las transmiten de manera explícita o implícita.

De hecho, muchas creencias se transmiten de manera implícita, se trata de todas aquellas que no te han dicho claramente sino que te las han subcomunicado.

Por ejemplo, si tu padre hubiese sido un millonario que construyó un imperio desde cero trabajando duro y esforzándose, de seguro te habría transmitido la creencia: “Si te empeñas puedes tener todo el éxito que desees”. Te la habría transmitido sin decírtelo claramente, se transparentaba en su forma de actuar.

De la misma forma, si tu padre hubiese sido un seductor excepcional, te habría pasado la creencia: “Es fácil conquistar a una mujer” y ahora probablemente no estarías leyendo este sitio .

Obviamente, estas creencias después pueden ser reforzadas o canceladas por otras personas o sucesos pero permanece invariable el hecho de que, al inicio, te las han transmitido implícitamente.

Al contrario, otras creencias te las dicen de forma explícita: tú no tienes la certeza absoluta de que si bebes veneno morirás porque nunca has tenido esa experiencia pero de seguro no lo pruebas porque te fías de lo que te han dicho, porque te han transmitido la creencia: “Si bebes veneno, mueres”.

De la misma forma, si cuando eras pequeño tu padre te decía continuamente que es necesario esforzarse mucho para tener éxito, tu creencia será: “Para tener éxito se necesita mucho esfuerzo”.

Nota que te he dicho “te decía continuamente que…” porque las creencias que se adquieren de modo explícito se consolidan con la repetición.

Entonces, ¿por qué nacen tantas creencias negativas?

Las creencias negativas nacen por muchos motivos, uno de los más importantes es la programación negativa que recibimos desde que somos pequeños.

pensamientos-negativos

Se ha calculado que una persona que vive en un contexto normal; es decir, no disfuncional, recibe durante sus primeros 18 años de vida aproximadamente unos 148.000 “No”.

“¿Puedo hacer esto? “No” “Puedo hacer…?” “¡No!” ”Puedo…?” “¡¡¡¡No!!!!”

Se le dice que no a muchísimas posibilidades, de forma que con el tiempo la persona aprende que puede hacer muy poco y así puede nacer la tendencia al pesimismo.

¿Quiere decir esto que tus padres eran malas personas?

Absolutamente no, quiere decir que te han transmitido su visión del mundo a través de experiencias de seguna mano, además, estas creencias, esta programación, te ha permitido sobrevivir hasta hoy.

“No te acerques al acantilado” “No te metas eso en la boca” “Ten cuidado al conducir”.

Es una suerte que te hayan transmitido estas creencias pero también presuponen que te hayan negado muchas posibilidades y por eso la esfera de lo que podría llegar a ser se redujo.

¿Cuál es el efecto de todo esto?

Las investigaciones demuestran que el 77% de lo que decimos en nuestro diálogo interno es negativo, pesimista y limitante.

Apuesto a que no te habías dado cuenta, por tres motivos fundamentales:

1. estás acostumbrado y no le prestas atención

2. a menudo el diálogo interno transcurre de forma inconsciente

3. todos lo hacen y lo subcomunican, por tanto, piensas que es normal (es lo “normal”, solo que en este caso lo normal es contraproducente)

¿Quieres que te ponga un ejemplo? Te pondré un ejemplo simple y muy común, así entenderás con cuanta asiduidad esto sucede.

No obstante, nota que existen diferentes pensamientos negativos. Un “aprender a cocinar es difícil” te causará menos daño que pensar “la vida es una mierda y solo hay dolor”.

Cuidado, no juzgues las frases como verdaderas o falsas, sino tan solo como dañinas o útiles para tener una vida feliz y exitosa.

Algunas frases negativas pueden ser:

  •  “Nunca me acuerdo del nombre de las personas”
  • “No puedo lograrlo”
  • “No puedo hacer…”
  • “Siempre ha sido así, no puedo mejorar”
  • “Solo ha sido suerte, si lo intento de nuevo de seguro fallaré”
  • “Es mejor no apuntar demasiado alto”
  • “Me espera otro día aburrido”
  • “Si tan solo fuese más guapo…”
  • “Para conquistar a una mujer guapa solo cuenta el dinero”
  • “Las mujeres creen que son superiores”
  • “Si intento ligar con ella quedaré como un idiota”
  • “No sabré qué decirle”
  • “Todos se reirán a mis espaldas”
  • “Soy un pringado”

¿Algunas de estas frases te han sonado familiares? Creo que sí.

Ahora veamos algunas de las frases limitantes que usan las mujeres, solo para ampliar nuestro horizonte.

  •  “Estoy gorda”
  • “Todo lo que como termina en los muslos / las nalgas / la barriga”
  • “Soy una impresentable”
  • “¡¿Por qué siempre tengo tan mala suerte?!”
  • “Solo encuentro gilipollas”
  • “Todos los hombres son unos capullos”

Después me encuentran… y descubren que es verdad ah ah ah ah ah ah ah .

Bromeo, bromeo, pero el chiste estaba demasiado a huevo como para dejarlo pasar .

Volvamos a ponernos serios e intentemos comprender algo basilar.

Al inicio de un proceso de mejoramiento es necesario admitir nuestros propios límites y mirarnos con sinceridad pero después de que nos digamos “Soy un pringado” y hayamos comenzado a trabajar para cambiar nuestra situación, repetir esta frase solo hará que las cosas sean más difíciles.

Por esta razón al inicio del proceso de mejoramiento es útil sobrevalorarse un poco para poder cambiar la programación negativa.

También existen muchas otras formas para manejar nuestro diálogo interno y cambiar nuestras creencias negativas.

Pero primero es necesario:

– saber qué hacer (o mejor, qué no se debe hacer) para no reforzarlas

– conocer el mecanismo del autosabotaje para lograr superarlas

Este será el argumento de los dos artículos siguientes, para después abordar algunas formas para manejar y eliminar los pensamientos negativos.

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