Perfeccionismo: cómo ser perfeccionista de forma positiva y eficaz
“Perfeccionismo”, ¿alguna vez has reflexionado sobre este término?
Te haré una pregunta importante: ¿Al término “perfeccionismo” le confieres un significado positivo o negativo?
¿Ser “perfeccionista” es un valor o un defecto?
Es un detalle importante porque muchos le confieren a este término un significado negativo y otros un sentido positivo, y no son muchas las palabras que pueden vanagloriarse de tener esta diferencia de percepción.
Tranquilo, este es un artículo práctico al 100%, te lo aseguro. Es un artículo en el que hablaré de mí y de mi relación con el perfeccionismo pero antes es importante que nos hagamos unas cuantas “pajas mentales” sobre el significado del término. 🙂
Por tanto, veamos qué dicen algunos diccionarios online:
El diccionario de la Real Academia Española le da un significado negativo.
“Tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado.”
El diccionario de El País primero le da un significado ligeramente neutro y después negativo:
“Actitud de la persona que pretende lograr la perfección en todo lo que hace, a veces exageradamente.”
En Wikipedia realizan una clara separación entre el significado positivo y negrativo:
“Es la creencia de que la perfección puede y debe ser alcanzada.
En su forma patológica, es la creencia de que cualquier cosa por debajo de la perfección es inaceptable.”
Entonces, ¿quién tiene razón?
¿El perfeccionismo es negativo o positivo?
Nadie tiene “razón” y nadie se ha “equivocado”, solo depende de cómo entendemos las cosas, el significado que le damos a un término es subjetivo, como resultado: es suficiente con entenderlo .
No obstante, esta ambivalencia nos dice algo muy importante: el perfeccionismo puede ser positivo y negativo.
El perfeccionista eficaz
Yo soy un perfeccionista eficaz (o al menos lo intento 🙂 ).
¿Qué quiero decir?
El perfeccionista eficaz es el que usa el perfeccionismo a su favor, usa la búsqueda de la perfección como una estrategia para mejorar, como un hábito eficaz para alcanzar objetivos ambiciosos.
Prácticamente todas las personas de éxito que conozco, quien más y quien menos, son perfeccionistas eficaces.
Esto no significa que sean perfeccionistas en todo, al contrario, conozco personas que son “normales” en muchas cosas pero que en su campo de acción son perfeccionistas y esto les ha permitido posicionarse entre los mejores.
El perfeccionista eficaz usa esta característica a su favor y no se deja sofocar por ella, tiene una relación particular con los objetivos que se puede expresar a través de la siguiente metáfora:
El perfeccionista eficaz apunta a la luna para llegar a la cima de la montaña.
Sabe perfectamente que no puede llegar a la luna escalando (porque la perfección al 100% no existe) pero igualmente la tiene como punto de referencia, así llegará a la cima de la montaña.
También tiene una forma peculiar de relacionarse con los demás en su campo… mira a su alrededor y, sin pensarlo siquiera, se compara con los mejores.
Recuerdo que cuando era pequeño fui a casa de un amigo, aquel día él había sacado una mala nota en la escuela, se lo dijo a la madre añadiendo que no había sido uno de los peores, habían notas mucho más bajas.
Ella lo miró y le respondió:
Es muy fácil compararse con los pesos muertos, deberías compararte con los mejores
En otras palabras: quien se compara con los peores lo hace para justificar sus fracasos, quien se compara con los mejores lo hace para alcanzar éxitos.
Cierto, no nos podemos convertir en esclavos de esta comparación de forma que nos sintamos mal si no alcanzamos ciertos resultados, debemos usar esta herramienta de forma positiva.
Algunos afirman que compararse con los demás es erróneo, yo no creo que sea así: inconscientemente todos nos comparamos, es un mecanismo social muy importante, por tanto, es más conveniente hacerlo de la mejor manera, ¿no crees?
Por último, el perfeccionista eficaz tiene un sutil lado obsesivo que, de hecho, se encuentra en muchas de las personas que estudian el crecimiento personal y la atracción. Se trata de una característica muy útil pero al mismo tiempo es necesario amarrarla a lo corto para que no exagere porque también existe otro tipo de perfeccionista…
… agazapado en la sombra…
… el lado oscuro de la fuerza del perfeccionismo…
El perfeccionista obsesivo
Yo he sido un perfeccionista obsesivo (y en ciertas cosas admito que todavía lo soy :-), aún estoy trabajando en ello…).
Hemos dicho que si eres un poco obsesivo sobre las cosas que te gustan y te motivan, si eres levemente obsesivo en tu campo, está bien.
El problema nace cuando te conviertes en una persona demasiado obsesiva, en un perfeccionista en el sentido negativo.
Sí, porque el perfeccionista obsesivo es el que encarna el lado negativo del término “perfeccionismo”.
¿Cuándo el perfeccionismo se convierte en algo negativo?
En primer lugar: cuando es excesivo, cuando es demasiado.
Cuando una persona intenta ser perfecta siempre y se esfuerza mucho por dar siempre siempre siempre el máximo, de forma exagerada.
¿Qué pasa en estos casos?
Sucede que una persona así no logrará ser siempre perfecta, por tanto, comenzará a sentirse frustrada y ansiosa.
Estudios clínicos han demostrado que quienes tienen un lado perfeccionista demasiado fuerte están expuestos a un mayor riesgo de sufrir ansiedad y depresión (obviamente, hablamos de los casos extremos pero esto nos ayuda a comprender el mecanismo de base).
¿De quién es la culpa?
De muchos factores unidos:
- Medios de comunicación que a menudo hablan de personajes famosos como si fuesen verdaderos dioses del nuevo milenio.
- Publicidad que nos atiborra de hombres perfectos y mujeres ideales (arreglados con programas de retoque fotográfico) posando cerca de un coche o vistiendo una ropa perfecta que envían el mensaje: “Si quieres a una mujer perfecta debes tener un coche perfecto y si no lo tienes eres un pringado”
- Ideales se éxito erróneos: ¡¿por qué una persona debe ser a la fuerza alguien de éxito?!
Explicaré mejor este último punto: parece que nos estamos acercando cada vez más al modelo americano de “éxito” y “trabajo”.
Según este modelo debes correr, correr y correr para ser siempre el mejor, debes trabajar 10 horas al día o no serás promovido: estas estupideces es mejor dejárselas a quienes se matan trabajando y al perfeccionismo más allá del océano. De hecho, hay un término “workaholic”, o sea, una persona que trabaja como un loco y no puede dejar de hacerlo.
Entendámonos, si te gusta, ¡está bien! Yo amo mi trabajo, hay días en los cuales, entre orientación, escritura de artículos, creación de Ebook e interacción con los usuarios me pasan volando 12 horas.
Pero, en primer lugar, no es la norma y, en segundo lugar, mi trabajo me gusta a morir. Además, en tercer lugar, no “debo hacerlo”, de vez en cuando “lo quiero hacer”.
¿Por qué es erróneo este sentimiento de “deber” que experimentan muchos de los perfeccionistas?
Porque en muchos casos proviene del exterior, y entonces encontramos el segundo caso en el cual el perfeccionismo obsesivo se hace presente.
Este “deber”, estos ideales de perfección, a menudo son de los demás. De hecho, y lee con atención: ¡provienen de lo que pensamos que los demás esperan de nosotros!
Hablemos un poco de psicología básica, ¿te apuntas? ¿De dónde deriva todo esto?
Obviamente, de los padres y los maestros: cuando eras pequeño hacías algo bien y tus padres te sonreían o la maestra te daba una buena calificación pero cuando hacías algo erróneo tus padres te gritaban y la maestra te daba una mala calificación.
Así, en cierto sentido, has aprendido que la única manera para obtener el amor y la aprobación de los demás es hacer siempre todo según sus estándares.
Pero ostias, ya no somos niños, somos capaces de decidir qué hacer bien y qué no, el mundo nos amará igualmente.
Y sobre todo: ¿quién ha dicho que la perfección, que el máximo, que lo mejor, es lo que nos imponen los otros? ¡¿No podemos decidirlo nosotros mismos?!
Decide tú mismo qué te hace feliz, decide tus objetivos y lo que quieres en la vida, porque si no lo haces tú, alguien lo hará por ti.
En la práctica: cómo ser un perfeccionista eficaz y no un obsesivo
Veamos cómo mantenernos alejados del perfeccionismo obsesivo y utilizar el perfeccionismo eficaz para alcanzar nuestros objetivos.
Te pondré algunos ejemplos extraídos de un hecho que sucedió durante y después de la grabación de la entrevista a Gennaro Romagnoli porque esto nos viene como anillo al dedo.
Entonces… veamos los diferentes puntos que se deben seguir …
1. Palabra clave
La palabra clave es: la virtud está en el medio.
Ser perfeccionista está bien porque te ayuda y te estimula pero solo hasta cierto punto porque si lo eres en exceso te convierte en una persona infeliz y ansiosa.
2. No confundir medio y objetivo
El perfeccionista obsesivo confunde el medio con el objetivo.
Por ejemplo, después de la entrevista volví a escucharme y mi voz no me volvía loco, pienso que hay un margen para mejorar, ya había trabajado en ello en el pasado y he mejorado mucho (una vez era pésima ) pero serguramente continuaré trabajando mucho en ello en el futuro.
El problema es que quería volver a hacer toda la entevista desde el inicio. Aquello, además del hecho de que Gennaro me habría matado , no tenía sentido.
¿Por qué?
Porque confundía el medio con el objetivo: el objetivo era transmitir contenido, no hacer un curso de voz .
Si me hubiese puesto en plan perfeccionista obsesivo sobre mi voz, probablemente jamás habrías escuchado la entrevista hahahha .
Repito: no elimina el hecho de que trabajaré en ello en el futuro.
Esto es otro indicio para hacerte comprender que no me debes ver como el súper gurú perfecto, superman de m…a, sino como una persona normal que ha mejorado, una persona que admite sus defectos y sabe que aún puede mejorar, ¿ha quedado claro?
Esto es muy importante, por tanto, espero que le quede claro a todos
3. Las preguntas que te debes plantear
Si piensas que eres un “don perfecto” pregúntate:
- ¿a menudo intento ser perfecto?
- ¿siempre intento ser el mejor a cualquier costo?
- Lo que estoy haciendo… ¿se debe hacer así o estoy confundiendo el medio con el fin?
4. Acéptate y mejora de todas maneras
Es posible aceptar nuestros defectos y, de todas maneras, mejorar: esta es el mejor camino que podemos recorrer.
5. Si en determinadas cosas sientes que eres demasiado perfeccionista…
…aprende a equivocarte un poco, aprende a hacer algunas cosas “como vienen”, es un ejercicio muy interesante que he hecho de disímiles maneras (obviamente, no te aconsejo que lo hagas para cosas importantes, como poner un mosquetón mientras escalas una montaña , usa tu sentido común para comprender cuándo aplicarlo )
¡Adiós don perfecto! hahahhaa